Me siento y contemplo

Recomendado para secundaria

Por: Ismael Catalan Santana

Coordinador local Aventura de Letras en Valledupar, Cesar

 

Libro digital

Textos:  Walt Whitman

Ilustraciones: Godie Arboleda

Editorial: Comfama

 

Una lectura especial para los estudiantes y docentes de secundaria con el propósito de que despierten el interés de la fascinación poética por los hechos sociales. Este título se encuentra en la Poesía juvenil de la biblioteca digital Aventuras de Letras. 

El poeta norteamericano Walt Whitman, Me siento y contemplo logra una descripción del mundo en que vivimos, los problemas sociales cotidianos a los que nos enfrentamos cada día. El poema, desde un realismo filosófico, se convierte en un espejo social de lo que con crudeza ha deteriorado la sociedad. El escritor desnuda la insensatez y el comportamiento absurdo del ser humano de hacer y reproducir por generaciones la crueldad e inclemencia de sus actos. De tal manera que el poema expone la falta de empatía social y de humanidad que se tiene en ocasiones para ayudar a los que mayormente sufren. Muestra un mundo en el que la codicia al poder de intereses arrastra a la violencia, a la destrucción y a la muerte. Del mismo modo, presenta un mundo donde resulta urgente hacer frente a la discriminación social y el abuso del poder, como también disponer de acciones que prevengan la degradación familiar.

 El poema incluye un llamado a que convengamos tomarnos tiempo para observar y reflexionar sobre la realidad despiadada que como humanidad nos afecta a todos y al entorno natural en que vivimos. El escrito nos lleva a desplegar la capacidad que tenemos para cambiar el curso de la realidad, ajustando un comportamiento diferente hacia las cosas, optando por el respeto a la vida y adecuada convivencia con los demás, procurando la búsqueda del beneficio común en el marco del vínculo de la solidaridad social. El poema es una voz de exclamación social del mundo a partir del cual da a conocer su agonía, por lo tanto, se requiere de un despertar social que genere sensibilidad colectiva y active la modelación de actos que promuevan mejores relaciones con nosotros mismos, con los demás y el medio que nos rodea para que esta agonía pueda llegar a su ocaso.

Simultáneamente, el poema hace explícita una necesidad y es que los jóvenes requieren ser escuchados, por lo tanto, se tienen que potenciar los ejercicios de comunicación empática que fortalezcan acciones de transformación socioemocional que reconstruyan el tejido familiar y social. El autor se vale de la observación, la escucha y la contemplación para invitar al lector a ser sensible de su realidad en medio de un silencio reflexivo y sobre todo empático.

 

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