Bibliotecas humanas para el encuentro

Por: Pedro Pulido

Profesional del área de formación de Fundalectura 

Todos tenemos una historia que contar”, dice aquella frase de cajón común en las conversaciones cotidianas. Pero, ¿en qué lugares y momentos realmente podemos narrar nuestras historias? En una sociedad que nunca para, donde nos encontramos con otros durante pocos minutos, donde los zapatos de moda, las palabras de las redes sociales o los lugares frecuentados por amigos y conocidos, nos hacen seguir gustos similares, la diversidad resulta ser un reto en el camino. Ante esta realidad y la necesidad de celebrar la diversidad, nacen en Dinamarca las Bibliotecas humanas. La iniciativa surge en Copenhague en el año 2000, dentro del Festival de Roskilde, uno de los festivales de verano más grandes de Europa. Con el propósito de reducir la discriminación entre los jóvenes que participaban del festival, especialmente discriminación a los migrantes, la ONG Stop the Violence propuso un espacio de encuentro entre asistentes, cada uno presentaría su historia bajo otra frase de cajón: “No juzgues el libro por su portada”. Así, las Bibliotecas humanas se convirtieron en una posibilidad para proponer espacios de encuentro y diálogo donde se desafían los estereotipos y prejuicios a través de la oralidad.

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